Destete respetuoso de Bebé Lector
La lactancia materna y el destete respetuoso de Bebé Lector, mi segundo hijo, ha sido totalmente diferente a la de mi hija mayor. Aquí podéis leer mi experiencia con Pequeña Lectora, fue un destete tan duro, que todavía me entran sudores fríos al recordarlo.
Bebé Lector fue un niño poco demandante desde el momento de nacer. Nació con 4 kg, muy grandote y dormía como 3 o 4 horas seguidas en el hospital. Yo no estaba acostumbrada a eso, mi hija mayor se pasó enganchada a la teta desde que nació hasta que la desteté a los 21 meses. Así que desde un primer momento, supe que la lactancia iba a ser diferente con él.

Os preguntaréis qué había de diferente, si al final son dos personitas que necesitan el calor y alimento de su madre. Muy sencillo, Al contrario que su hermana, Bebé Lector mamaba y en cuanto había comido se separaba del pecho. Si intentaba ofrecerle más, se enfadaba mucho. Por lo que me era imposible que se durmiera a la teta. Al principio me parecía genial que mi bebé no necesitara solamente de mí para dormirse, así su padre podía dormirle también (algo que con Pequeña Lectora no consiguió jamás). Pero poco a poco nos era más difícil y cansado dormirle paseando y bailando, podíamos estar una hora bailando comedor arriba comedor abajo en pleno verano. ¡Una tortura china!
A los 5 o 6 meses empezó a conseguir quedarse dormido mientras mamaba, no siempre, pero cuando pasaba, era un lujo. Sinceramente, echaba de menos ver como mi bebé iba cerrando los ojitos mientras mamaba relajado, para mí una de las mejores sensaciones de la lactancia materna.

Otra diferencia entre mis dos hijos han sido las noches. No puedo decir que mis hijos hayan dormido bien, son dos búhos. Pero Pequeña Lectora se pasaba la noche pegada a la teta sin dejarme dormir o durmiendo con un dolor de espalda tremendo por no poder moverme. Sin embargo, Bebé Lector no necesitaba ese calor para dormir, él directamente necesitaba que estuvieses de pie paseando o sentado en el sofá. Pero lo de las noches con Bebé Lector da para otro post, ¡y de los largos!
Todo se giró cuando a los 6 meses empecé con grietas en un pecho. Unas grietas que no se solucionaban con nada. Pedí ayuda a una asesora de lactancia e hice de todo, pero en cuanto se curaban, volvían. Bebé Lector tenía un mal agarre a parte de pegarme unos tirones increíbles y me hacía mucho daño. No me veía capaz de corregirle el agarre, porque cada vez que lo intentaba, se enfadaba y peor lo pasábamos los dos.
Así que después de un día horrible con un dolor insoportable, decidí probar de darle biberón a Bebé Lector. No imagináis cuánto lloré ese día… Debo decir que tengo el mayor apoyo que podría tener, mi marido, que está ahí en todo momento. Fuimos juntos a comprar leche de fórmula y un biberón y cuando llegamos a casa se lo dí. Yo ya no sabía si llorar por lo triste que me sentía de no poder darle lactancia materna sin dolor, o por ver lo bien y feliz que se tomaba el biberón. Fue un día de emociones muy contradictorias y creo que jamás lo olvidaré.

Ahora viéndolo en la distancia, creo que tuvimos mucha suerte con que Bebé Lector aceptara tan bien el biberón y la leche de fórmula. ¡No le hizo ascos en ningún momento!
Yo seguía dándole pecho, por mucho que me doliera me resistía a dejar de darle. Pero un día decidí dejar de darle ese que tenía tan destrozado y ofrecerle solo del otro. Así que estuvimos desde los 6 meses hasta los 10 meses dándole lactancia mixta.
Destete respetuoso y paulatino
Al principio le dábamos un biberón, y a veces ninguno. Reconozco que me costaba mucho no darle pecho para darle biberón. Pero poco a poco empezaron a salirme grietas también en este pecho, así que empecé a intercalar toma de biberón y toma de teta. Cada vez se me hacía más insoportable que mamara, el dolor de las grietas es tan agudo que te quedas sin respiración , pero yo por mis narices seguía ofreciéndole. Sí es verdad que iba reduciendo tomas haciendo un destete respetuoso y las cambiaba por biberón, pero estuve hasta los 10 meses aguantando como pude.
Comparado con su hermana, ha sido un destete muy dulce y paulatino, sin llantos y sin sufrimiento (por su parte). Sí es verdad que cuando decidimos destetarle por la noche no sabíamos cómo hacerlo. Empezaba a hacer lo mismo que Pequeña Lectora, engancharse a la teta millones de veces por la noche, así que le teníamos un poco de pánico al asunto. Pero con el método padre ha sido más fácil de lo que pensábamos.
Método padre
El método padre, es evitar que la madre tenga contacto con el bebé durante la noche. Se encarga papá u otra persona de dormirlo y atenderle en sus millones de despertares. Así que os podéis imaginar, mi marido paseando comedor arriba, comedor abajo y yo en la cama para que ni me oliera. Reconozco que este método es un lujazo, y Bebé Lector tiene la suerte de tener un padre implicado que se hace cargo de lo que haga falta.
Mucha gente lo que hace es dormir en habitaciones separadas, el bebé y la otra persona juntos y la madre sola. Nosotros dormíamos en la misma habitación, pero sin que Bebé Lector estuviese a mi lado y evitando cogerlo yo cuando cuando se despertara. En aquellos momentos, si lo cogía yo, él me buscaba el pecho para mamar y relajarse, así que se ocupaba completamente mi marido. Fueron noches muy duras, noches en las que durmieron en el sofá porque el peque no consentía ni estar en posición horizontal. Pero lo conseguimos sin llantos en una emana aproximadamente.
Estuve unas semanas en las que solamente le daba pecho dos veces al día, para dormirle en una siesta y en cuanto se despertaba por la mañana intentando alargar un poco más el sueño, ya que siempre ha sido muy madrugador. A mi me iba bien para ir bajando la producción y no tener que sacarme leche. Y para qué engañarnos, aunque me doliera, seguía siendo un momento muy nuestro, solo nuestro.

Poco a poco, fui retirando la toma de la siesta y dejando solo la de la mañana a primera hora, pero no duró más de una o dos semanas. Y llegó un día en el que me di cuenta que había hecho un destete respetuoso de Bebé Lector casi sin darme cuenta y sin un llanto por su parte. Si me buscaba la teta le paseaba un poquito y se calmaba enseguida. Con el biberón se relajaba mucho y se dormía enseguida.
Mis sensaciones con el biberón
Siempre he sido una gran defensora de la lactancia materna. Pienso que es un gran sacrificio, pero no hay mejor leche que la materna. Tampoco se siente lo mismo dando el biberón, las sensaciones, el apego, la comodidad… Es algo inexplicable, hay que sentirlo y vivirlo. Pero por otra parte, pienso que dar el biberón hace que tengas una libertad que no te da la teta. Saber que puedo marcharme y no me va a necesitar para comer, saber que no me necesita para conciliar el sueño o comer por las noches… Sí es verdad que cada bebé es un mundo y los hay que tomando teta o biberón necesitan a su madre para todo, pero yo hablo de mi propia experiencia y cómo lo estoy viviendo.
El biberón es un engorro si sales fuera. Tienes que cargar con los biberones, el agua, la leche, los dispensadores… Pero mi marido o mi hija pueden vivir la experiencia de alimentar a Bebé Lector y yo ver como forjan ese vínculo. No va a pasar, porque no quiero más hijos, pero sé que si tuviera otro bebé, volvería a darle lactancia materna por mucha libertad que me aporte la artificial, me sale instintivo. Pero también sé que no me sentiría culpable si tuviese que hacer mixta meses después o pasar a la leche artificial.

¿Cómo habéis vivido o estáis viviendo vuestras lactancias?