Adaptación al colegio de Pequeña Lectora

Los que me seguís desde hace tiempo, sabéis lo mal que lo hemos pasado Pequeña Lectora y yo con su adaptación al colegio. No nos habíamos separado nunca, y ella es una niña muy demandante, muy desconfiada ¡y no quiere quedarse ni con sus abuelos!

Yo sabía que le iba a costar, que lo íbamos a pasar mal. Así que en la elección del colegio nuestra prioridad era que nos ofrecieran una adaptación real y que tuviesen en cuenta la necesidad de cada niño. No me valían esos tres días o una semana de adaptación. Tuvimos la inmensa suerte de tener el colegio perfecto para nosotros en el barrio, cerca de casa. Yo quería ese colegio, no me valía ningún otro. Os podéis imaginar la angustia hasta saber que mi hija estaba dentro (entró por sorteo).

Es un colegio público, en casa apostamos por la educación pública. Tiene un proyecto educativo diferente al que conocemos mi marido y yo (y supongo que toda nuestra generación), es un colegio por proyectos al 100%, con una metodología que se basa mucho en Montessori. Tiene muy en cuenta los intereses de los alumnos, no utilizan libros y no tienen deberes. Era lo que buscábamos, pero es que además, tienen una adaptación muchísimo más amplia que en ningún otro colegio de mi ciudad. Es una adaptación real, de todo el trimestre, o todo el curso si es necesario (siempre con criterio y sentido común, claro).

¿Cómo fue la adaptación de Pequeña Lectora durante el primer trimestre?

La adaptación que en un primer momento te explican en las puertas abiertas es:

  • Los primeros tres días, grupo partido. Una hora por la mañana, siempre con un adulto de referencia para el niño o niña.
  • Después de los tres días, un mes donde los padres se pueden quedar con ellos hasta las 10 de la mañana.
  • Después de ese mes y durante todo el curso (y en todos los cursos de infantil), se hace una entrada relajada, donde puedes entrar en el aula con tu peque y estar hasta las 9:15-9:20 para despedirte sin prisas.

Esas pautas pueden cambiar si el niño o la niña lo necesita, que fue el caso de Pequeña Lectora.

Otra de las cosas que me gustó de este colegio es la manera de crear los grupos de clase. El primer mes están las dos aulas y el patio abierto, los niños y niñas campan libremente a sus anchas. No hay un grupo formado todavía, las maestras están conociendo a los peques para ver con cuál de ellas tienen más afinidad y con qué compañeros juegan más.

Durante la primera semana, hubo un día en el que me propusieron irme media hora a tomar un café. Yo estaba totalmente perdida y lo hice. Dejé a Pequeña Lectora llorando como nunca la había visto y me marché. Cuando volví a la media hora, ella seguía llorando sin dejar que nadie se acercara a consolarla. Lo pasamos las dos realmente mal. En el colegio se dieron cuenta que a ella le iba a costar más, y yo decidí no volver a dejarla sola hasta que se sintiera más segura.

Estuvimos el primer mes marchándonos a las 10 de la mañana las dos juntas. Yo estaba con ella en el aula durante esa hora y jugábamos (normalmente en el patio).

A partir de mediados de octubre estaba con ella en el aula hasta las 9:15 -9:20 y después me quedaba en el pasillo mientras ella se quedaba en el aula haciendo las rutinas de la mañana. Pequeña Lectora sabía que yo estaba fuera y se quedaba más tranquila. Nos íbamos juntas cuando ella se agobiaba demasiado, normalmente a las 10:30 antes de almorzar.

Poco a poco fuimos alargando más el tiempo en el que se quedaba en el aula y ya conseguíamos que se quedara a almorzar (aunque ella no solía comer nada). Nos íbamos juntas sobre las 10:45 antes de la hora del patio.

No quería participar en las actividades ni en las rutinas, no quería sentarse con sus compañeros. Ella se sentaba apartada y observaba todo sin que nadie la forzara a nada. Se sintió respetada en todo momento, eso le hizo coger confianza con su maestra de referencia poco a poco.

Como en todo, en la adaptación también pueden haber retrocesos. Pequeña Lectora volvió a llorar bastante en noviembre. Ella sabía que yo estaba fuera del aula esperando y quería venir conmigo. Así que su maestra me propuso salir del colegio para que Pequeña Lectora supiera que después volvía a por ella. Con todo el dolor de mi corazón acepté, sabía que no había otra solución, ella ya confiaba en su maestra y conocía el lugar, no es lo mismo que dejarla sola al principio de curso. Y aunque lloró mucho al separarse de mí, se dejó consolar por la maestra.

Empezó a quedarse sola, hasta las 10 de la mañana, y poco a poco lo fui alargando hasta quedarse antes del recreo. Los patios son abiertos (todos los niños del colegio juntos en los diferentes patios) y ella todavía se agobiaba mucho. Continuaba llorando al dejarla, pero sé que después se iba tranquilizando y poco a poco participaba en alguna actividad dirigida.

En diciembre empecé a recogerla después del patio, ella no se separaba de su maestra en ningún momento. No quería saber nada de ninguna otra maestra, solo la de referencia.

Comencé a dejarla durante toda la mañana (hasta las 12:20) una semana antes de Navidad. Pequeña Lectora seguía llorando, pero no tanto. Tenía un vínculo muy fuerte con su maestra, que respetó sus necesidades en todo momento y se la llevó a todas partes. Incluso a la sala de maestros cuando tocaba psicomotricidad, ya que mi peque no quería hacer ninguna actividad que no fuese con su referente.

¡Segundo trimestre de Pequeña Lectora!

Siempre recordaré el primer día en el que al dejarla, no llora. Fue a finales de enero y la sensación al irme a casa es indescriptible. Sentía una felicidad inmensa al saber que mi hija se quedaba bien en el colegio.

En febrero podemos decir que Pequeña Lectora está casi adaptada, Algunos días llora un poco, pero no siempre. Sigue sin ir por las tardes (ha ido solo un par de veces), pero sale muy contenta habiendo participado en las actividades y jugado con sus compañeros en el patio. Ya consiente hacer música y psicomotricidad (actividades que no quería hacer por no separarse de su maestra).

Tercer trimestre, ¡ya tenemos a Pequeña Lectora adaptada!

¡Por fin! Ha hecho amiguitas y le encanta ir al colegio para poder verlas y jugar con ellas.

Ya podemos decir que Pequeña Lectora está adaptada. Empieza a ir por las tardes y acepta a otras maestras (aunque siempre con desconfianza).

Han sido unos meses muy duros, pero respetando sus ritmos, confiando en ella y explicándole las cosas hemos conseguido que le guste el colegio y que quiera ir incluso los fines de semana.

¿Cómo podemos ayudar desde casa?

Os voy a dar algunos tips que nos han ido bien en casa con Pequeña Lectora en este largo proceso. Algunos nos han ido mejor que otros, pero como cada niño es un mundo, os los dejo escritos por si os funcionan:

  • Siempre anticipar qué va a pasar, qué va a ver y hacer en el colegio ese día. Es decir, si hoy toca música, se lo explico para que no le pille por sorpresa. Aunque a algunos niños no les va bien esa anticipación. Cada uno conoce a su peque y sabe qué necesita.
  • Leer muchos cuentos sobre el colegio. Os dejo una recopilación de libros que nos ha ido genial.
  • Dibujarle un corazón en la mano los primeros días para que se acuerde de mí y sepa que enseguida iré a buscarla.
  • Darle un beso en la mano para que cuando se sienta triste y lo necesita se lo coloque en la mejilla. Hay niños que se sienten más seguros así. Esta técnica es de uno de los cuentos de la recopilación que os he puesto más arriba.
  • Hablar mucho del colegio sin que nos vea afectados. En casa jugábamos a que los muñecos iban al cole.
  • Hacer una pulsera para cada una y llenarla de besos cada día. Otra manera de crear esa seguridad ante nuestra ausencia.
  • La que mejor nos ha ido a nosotras ha sido hablar sobre «las cosas buenas que tiene el cole» de camino al colegio. Cada una íbamos diciendo algo bueno que creíamos que tenía el colegio hasta que llegábamos. De esta manera ella pensaba en todo lo que le gustaba y llegaba más positiva. ¡Fue la manera en la que dejó de llorar al llegar! Le gustaba tanto hablar de eso que nos pasamos semanas y semanas con la misma conversación de camino al colegio.

Me encantaría conocer más técnicas para hacer más llevadero ese proceso de adaptación. ¿Conocéis algunas?

Si has llegado hasta aquí, solo me queda agradecer que hayas leído nuestra historia. Ha sido muy duro, pero hemos visto la luz al final del túnel.

Si vais a empezar el colegio en septiembre, o estáis pasando un mal momento con la adaptación, ¡mucho ánimo! Yo pensé que no saldríamos de ésta y que tendríamos que sacar a Pequeña Lectora del colegio. Pero poco a poco se consigue. Escucha a tu hijo o hija, confía en lo que necesita en cada momento y respétalo (siempre con criterio, claro). ¡Lo conseguiréis!